
La gran interrogante, hasta cuándo los pueblos de América seguirán soportando estas acciones de los organismos internacionales.
Por: Modesto Rangel Miranda
modestorangel@gmail.com
Dijo una vez, Martin Luther King, que el despertar de un pueblo es cuando se irrespeta la dignidad de sus derechos soberanos.
Analizar los puntos controversiales de una reforma constitucional en América Latina y sus implicaciones económicas, políticas y culturales no es de ahora. Es necesario enfatizar puntos donde el verdadero cambio se dio con la caída del comunismo en la antigua Unión Soviética, donde por 7 décadas imperó un cambio radical, diferente al que existía en América, sin embargo, nadie pensaría que estos cambios traería serias consecuencias no solamente para América Latina sino todo el mundo dando con el nacimiento de otras potencias en lo económico y militar como lo es China y Corea del Norte.
Pero cómo se afianza dentro de este campo, los cambios políticos en Panamá y el mundo Latinoamericano y en especial los hechos que se están dando en Chile.
Muchos pensaban que la política negociadora de los organismos internacionales, nacidos en la era de la globalización, durante los años de 1990, traería la mejoría a los problemas de América Latina.
Sin duda alguna, no se puede olvidar de los errores costosos cometidos por dictaduras militares como la de Nicaragua con la dinastía de los Somoza; en Panamá con Noriega, en Chile con Pinochet y Perón en Argentina.
Todos esos gobiernos aducían un sentido nacionalista, ¿pero, era verdad ese espíritu nacionalista?, cuando los Estados Unidos nunca ha dejado de intervenir no solamente en los asuntos económicos de la región.
Esta política intervencionista no es de ahora sino desde la doctrina del Destino Manifiesto con la llamada política monroista, que los Estados Unidos era el defensor de las Américas.
Los últimos años hemos visto una América Latina convulsionada por infringir serios compromisos, donde naciones como Chile se empiezan a rebelar ante lo que es posible un fuerte endeudamiento cuyos intereses serán pagados por los pueblos de la región.
Puede hablarse de un modelo económico que beneficie al pueblo chileno desde Augusto Pinochet hasta el actual presidente Sebastián Piñera.
Cabe pensar que si hay modelos económicos y reformas a la constitución como lo es el caso de Panamá, donde en ocasiones muchos de esos casos, hay que tener ciertos cuidados ya que dentro de esas reformas pueden haber regulaciones que establecen los organismos internacionales como lo es el pago de los intereses de la deuda externa o sea equilibrar la balanza en pagos de intereses.
No es ahorcar a un pueblo que por años ha gozado de una buena estabilidad económica sino en proyectar mejores cambios y alternativas, que conlleven una plena estabilidad socioeconómica en beneficio de todos los panameños y chilenos.
El descontento de la población quien no fue consultada ante la aprobación de unas reformas constitucionales representa el irrespeto soberano ante la mayoría elegida en la Asamblea Legislativa.
Hoy vemos como un pueblo empieza a demostrar con pequeños signos de contrariedad sus posiciones, lo que demuestra que la voluntad del pueblo panameño debió ser consultada para la aprobación de las reformas constitucionales.
Sin embargo, alcanzar la mayor renta per cápita de América Latina y aspirar a convertirse en menos de una década en un país desarrollado, no hubiera sido quizá posible sin que políticos elitistas que amparaban sus ideales e intereses, en facilitar sus acciones hacia los intereses de los organismos internacionales y propiamente en satisfacer sus arcas personales a costa del endeudamiento de los pueblos latinoamericanos.
Hay que destacar una verdadera realidad, hay políticos que en ocasiones eran escogidos por el pueblo y al terminar su periodo rendían cuentas de lo que hacían durante su administración, y volvían a su casa, a continuar sus vidas regulares.
Pero hoy grandes escándalos de fuerte corrupción sacuden América Latina donde se han escuchado por diversos tópicos como los escándalos de la empresa brasileña Odebrecht quien ha sido una de las que más ha resaltado en la región.
Entonces, podemos culpar a la sociedad Latinoamericana cuando sale a protestar por sus defensas sociales y económicas; es evidente que América Latina, Chile y Panamá están levantándose ante las imposiciones que estos organismos internacionales quieren imponer.
Lo cierto es que no es justificable la violencia entre hermanos, si somos hermanos americanos, pero la gran interrogante, hasta cuándo los pueblos de América seguirán soportando estas acciones de los organismos internacionales. Solos los pueblos consiguen sus verdaderos objetivos.